Los Rostros del Proyecto Piscicultura del Común en Villavieja

Él, con su rostro adornado con unas gafas, de alta estatura, buen sentido del humor y personalidad alegre; ella, con un cabello negro largo, ojos oscuros, voz suave y mediana estatura; ambos de piel trigueña y una sonrisa tímida pero sincera. Así son Jhon Jairo Mayorga y Norbis Musicue, operarios de la unidad productiva Brisas del Magdalena, ubicada en Villavieja, Huila y beneficiados del proyecto Piscicultura del Común, financiado por la Unión Europea a través del Fondo Europeo para la Paz.

Jhon Jairo, un firmante de paz, y su esposa Norbis han escrito una nueva página en su vida desde que se establecieron en Huila. Juntos han construido una familia en la que sus dos hijos, un niño y una niña, van a la escuela mientras ellos se dedican al trabajo en la finca. La vida familiar y laboral se entrelaza en este rincón del campo, donde su hogar se encuentra enclavado dentro de los límites de la misma finca en la que trabajan día a día.

John Jairo y Norbis hacen parte del proyecto hace 3 años, aunque al principio, solo John Jairo estaba contratado, Norbis, en su tiempo libre se dedicaba a asistirlo en sus tareas diarias. Su apoyo y comprensión de las labores fueron tan notables que, con el tiempo, le ofrecieron a Norbis la oportunidad de convertirse en operaria encargada de la documentación y diversos oficios en la finca. Desde entonces, ha desempeñado sus funciones con gran responsabilidad y éxito, consolidándose como una pieza clave en el equipo y contribuyendo al buen desarrollo del proyecto.

Jhon Jairo a sus 30 años es un apasionado por su trabajo, ama lo que hace y está comprometido con el futuro del proyecto, esperando contribuir a su éxito y crecimiento a largo plazo. Su dedicación es evidente en cada aspecto de su labor, y su entusiasmo por el proyecto es palpable. “La piscicultura es un trabajo muy bonito; requiere mucha dedicación y es complejo, pero realmente es muy gratificante.» afirma con convicción.

Su jornada laboral inicia a las 5:00 am con el mantenimiento de los campos, con la guadaña en sus manos y aún con el clima fresco de la madrugada corta el césped y la maleza, una labor que puede alargarse hasta las 9:00 am.

Debe distribuir el tiempo para alimentar a los peces a las 8:00am y avanzar en sus labores antes que el sol se apodere del cielo y domine la finca, ya que la temperatura puede llegar a los 40º, el calor puede tornarse agobiante y causar mareos indica Jhon Jairo.

Las actividades de su día a día incluye: la alimentación de los peces, aplicar cal a los estanques en un proceso llamado: encalar, que permite controlar el PH y mejorar la calidad del agua y el ambiente acuático, además realizar bombeos cuando se requiere y revisar si se han presentado daños en instalaciones o equipos.

Jhon Jairo no solo se dedica a sus deberes laborales diarias, sino que también encuentra tiempo para disfrutar de su familia. A pesar de sus responsabilidades en la finca, no descuida su sueño académico de culminar sus estudios: actualmente está en su último año de secundaria, cursando el grado 11. Las noches son su momento para estudiar y realizar las tareas escolares, mientras busca equilibrar el descanso y el tiempo con sus seres queridos.

Desde su reincorporación, Jhon Jairo ha experimentado una transformación significativa en su vida. Ha recuperado sueños, redescubierto el valor de la vida en familia y goza de un empleo estable. “Llevo más de dos años trabajando en Piscicultura del Común, y lo hago junto a mi esposa. Este proyecto ha sido fundamental para nosotros; ahora contamos con dos ingresos que han mejorado nuestra calidad de vida gracias al trabajo que realizamos,” comenta con satisfacción. La estabilidad laboral y el respaldo del proyecto no solo han proporcionado una base sólida para su familia, sino que también han reavivado sus esperanzas y aspiraciones.

Norbis, la esposa de Jhon Jairo, se destaca por su amabilidad y calidez, haciendo que todos se sientan como en casa. En la unidad productiva Brisas del Magdalena, ella es la encargada de mantener meticulosos registros sobre diversos aspectos cruciales: la alimentación de los peces, la calidad del agua, el sistema de bombeo y el ACPM (combustible).

Norbis comienza su jornada laboral al mismo tiempo que su esposo, dedicándose a tareas cruciales en la finca. Su rutina incluye la medición y control de parámetros vitales como el amoníaco, el pH, el oxígeno y la temperatura del agua. Además, cuando su tiempo se lo permite, Norbis se involucra activamente en la alimentación de los peces y en los oficios varios de la finca. Su dedicación y disposición para colaborar en múltiples frentes reflejan su compromiso con el éxito del proyecto y el bienestar de su familia.

“Para mí, como mujer, la oportunidad que me dieron ha sido invaluable. Cuando llegamos aquí, ni mi esposo ni yo teníamos conocimiento sobre la piscicultura; lo único que sabía era comer pescado. Ahora, he aprendido sobre el proceso de cultivo de peces y he adquirido un entendimiento de lo que implica la piscicultura.” comparte Norbis con entusiasmo. Su experiencia refleja no solo el crecimiento personal y profesional que ha experimentado, sino también el impacto positivo del proyecto en su vida.

Como familia, Jhon Jairo y Norbis comparten el sueño de tener un lago propio que puedan gestionar y mantener de manera independiente. A sus 29 años, Norbis también alberga un sueño personal: estudiar veterinaria. Su aspiración refleja su deseo de expandir sus conocimientos y habilidades, y de contribuir aún más al bienestar de los animales.

Trabajo y Amor: Encontrando el Equilibrio entre la Piscicultura y la Vida Familiar

Cada mañana, antes de que el sol ilumine el horizonte, Norbis y Jhon Jairo se preparan para llevar a sus hijos a la escuela en Villavieja. A las 6:50 am, la moto se convierte en el vínculo entre el hogar y el aula, marcando el inicio de una jornada de aprendizaje y amistad para los pequeños. A la 1:00 pm, el regreso en moto marca el fin de la jornada escolar, y la tarde se transforma en un espacio de descanso y actividades familiares.

Después de almorzar y culminar las tareas, la finca se convierte en un escenario para el juego. La vista del cielo azul y la frescura del campo brindan un telón de fondo perfecto para estos momentos de felicidad y unión. En familia se reúnen para jugar fútbol, una pasión que todos disfrutan y se convierte en un momento de risas. Además de los juegos al aire libre, los fines de semana están reservados para compartir juntos sesiones de lectura y jornadas de película para soñar entre padres e hijos.

Así, el campo es testigo de sus pasatiempos y tradiciones: disfrutan caminando entre los árboles, se ayudan mutuamente y refuerzan su vínculo familiar.

Sembrando sueños: La esperanza por el futuro

El camino que Jhon Jairo y Norbis han recorrido juntos no solo ha transformado su vida profesional, familiar y personal, sino que también ha cimentado sus sueños y aspiraciones para el futuro. Ellos son el ejemplo que con compromiso es posible aprender nuevas habilidades aprovechando las oportunidades que se presentan. 

Ambos, en el corazón del proyecto Piscicultura del Común, no solo han encontrado un empleo, sino también un propósito y una dirección. Su compromiso y entusiasmo no solo mejoran su calidad de vida, sino que también inspiran a quienes los rodean a seguir adelante con sus propios sueños y a enfrentar nuevos desafíos con determinación.